La idea española de la gran empresa de conquista, se traducía en la fundación de ciudades en las nuevas tierras y la incorporación efectiva de los nativos como súbditos de la corona. Esto último se lograba con la sumisión total del indígena a las leyes españolas, incluída la fe.
Era, por lo tanto, indispensable lograr una gran expansión territorial para sentar soberanía en la región (antes que otros lo hicieran) y de paso incorporar a la mano de obra real a los habitantes de las regiones incorporadas.
No es de sorprender, entonces, la actitud de Valdivia. El deseaba ser reconocido como conquistador y gozar de los beneficios que esto le acarrearía, entonces desplegó un enorme y desproporcionado esfuerzo (comparado a lo limitado de su contingente) en conquistar hacia el sur. Con ese objetivo en mente, las ciudades y fuertes al sur de Santiago se multiplicaron más allá de lo aconsejable y de lo práctico.
El período de expansión se produjo con gran velocidad y fuerza entre los años 1549 y 1553, el objetivo era la total dominación y control del sur de Chile. La lista de ciudades y fuertes se fue multiplicando, los indígenas eran rápidamente sometidos y ellos mismos decidieron retirarse un tiempo, cansados, algunas veces extenuados y sufriendo enfermedades que nunca antes habían experimentado (lo que a la larga llevo a una mortandad sin precedentes).
En este período se fundaron las ciudades de Concepción, Imperial, Villarrica, Valdivia, Angol. Y los fuertes de Arauco, Tucapel y Purén. En 1553, los mapuches se rebelaron ante la intromisión española (huncas eran llamados por los mapuches). La ciudad atacada fue Concepción, la cual no pudo resistir la ferocidad del ataque mapuche.
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